Mariana es una de las mejores amigas de mi hermana Haydée, estudiaron juntas en la UCAB. Hace unos cuantos años compartieron un apartamento. En esa oportunidad mi chamo y yo vivimos con ellas dos, por un tiempito. Nos dieron hospedaje mientras yo me reestablecía. Hugo Gabriel, mi chamo, tendría unos 3 añitos. Mariana en esa época estaba en un momento de transición, había decidido dejar de ser socióloga para ser artesana. Cerámica en esa oportunidad. Mariana tenía un pequeño taller en un cuarto anexo a la cocina del apartamento. Hugo, mi hijo estaba completamente enamorado de ella, y la seguía por todas partes. Se metía en el taller y le pedía que le enseñara. Ella, pacientemente le daba algo de arcilla para que mientras ella creaba, él trabajara la arcilla también. Hugo hacía unos cilindritos largos con la arcilla, que Mariana, él mismo o ambos no sé, bautizaron las culebritas o “cuebditas” en idioma de chamo de tres años. Mariana siguió su camino y es una artista maravillosa y Hugo está en la onda de la hospitalidad. Ya Hugo no está completamente enamorado de Mariana, pero cuando la ve o alguien se la menciona se le iluminan los ojos con un afecto muy especial. Ahora Mariana trabaja el metal, no con la tierra.
Ayer estuvimos en la apertura de una exposición en el Museo Sacro de Caracas donde expone algunas de sus obras, unas cruces. Estuvimos acompañándola, haciéndole barra pues, Haydée, Eyra, Coral y yo. Fue lindo y emocionante ver su trabajo en el centro del Salón, en un lugar privilegiado. Ella estaba muy contenta y nosotras tuvimos la oportunidad de compartir esa alegría con ella.
Cuando ibamos saliendo un señor que estaba allí le pidió que le firmara el programa (programa se dice?). Bueno, que le firmara el folleto que dan donde se detalla la exposición. La cara de Mariana fue un poema, a ella cualquier vestigio de reconocimiento la mata, de vergüenza y de susto... Mariana ... un beso.
Por si no pueden ir a verlas al Museo, aquí se las enseño:
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