La acelga es una de esas plantas que aprendí a querer con el tiempo. La verdad es que de pequeña era sopofóbica, y será por eso que aunque ahora me gusta la sopa, no la preparo mucho porque no me quedan bien, no saben a mucho, no importa lo que haga.
Como decía, de pequeña era sopofóbica y mi viejo es sopoadicto. El es canario y preparaba con frecuencia potajes de berros y de acelgas. Confieso que los detestaba, con lo que a los pobres berros y a las pobres acelgas no los podía ver ni en pintura. Grande ya, les tomé cariño y ahora me encantan, pero sigo sin hacerlas es sopa.
Conseguí una bellas acelgas y las preparé con una receta de Karlos Arguiñano, de su libro 1.069 recetas, y le agregué un par de cositas más.
Acelgas con anchoas
1 kg de acelgas
1 cabeza de ajo
1 cebolleta picada fina
12 filetes de anchoa en lata
aceite de oliva
agua y sal
Corta las acelgas en trozos de unos 3 centímetros aproximadamente y cuécelas en agua con sal junto con la cabeza de ajo, sin pelar. Una vez cocido, escurre las acelgas y reserva. Pela la cabeza de ajo y haz puré con ella.
En una sartén con aceite, pocha la cebolleta picada. Cuando esté dorada, agrega el puré de ajo. Rehoga y añade las anchoas picadas, removiendo hasta incorporar las acelgas. Calienta bien, prueba de sal y sirve.
Hice la mitad de la receta, y le agregué media cebolla picada en plumas que sofreí con la cebolleta o cebollín como le decimos por aquí.
Después de incorporar las acelgas le agregué el jugo de un limón, realzó el sabor muchísimo.
Buscando información de las acelgas me enteré que las primeras referencias la ubican en la región del Mediterráneo y en las Islas Canarias - con razon le gustan tanto a mi viejo, si es que son paisanos - y que Aristóteles hace mención de ella en el siglo IV a.C.
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