Pancito de jamón para Adelaida y los primos

Hoy fuimos a visitar a la tía Adelaida. La menor de mis tíos por parte de papá, la bebita pues.
Como en todas las familias, siempre a algunos de los menores nos dicen que la verdad es que no somos de la familia sino que de pequeños nos recogieron. Bueno, a mi querida Adelaida, sus hermanos la llevaron por la calle de la amargura con esa historia. Y le decían, especialmente mi papá, que ella era la hija del carbonero, que la habían dejado en la puerta y que mi abuelita se entristeció y la recogió. Cuentan que mi papá disfrutaba, cuando eran niños, haciéndola llorar a mares con esa historia.
Ya adultos, mi papá llegaba tardísimo a su casa y la despertaba: Adelaida vamos a tomarnos un whisky y mi tía somnolienta y en piyamas y pantuflas le decía, anda a despertar a una de tus hermanas que yo soy la hija del carbonero, y se acomodaban en la cocina. Mi tía servía sendos whiskys y empezaba a sacar delicias de su nevera: pimentones, pescaditos en escabeche, cebollitas en vinagre. Y allí amanecían contándose sus historias.
Hoy fuimos a almorzar con ella, mi prima Maria Alexandra – Campana como le decimos desde que tengo memoria – y Antonio el marido de Campana.
Llevé un pancito de jamón que hice esta mañana. Una rebanada para compartir con ustedes :D. Aquí recién extendido,
Justo antes de entrar al horno, Justo después de salir del horno