En Cartagena: Si me das una propina.
Es lo que me contestó esta buenamoza cuando le pregunté si le podía tomar una foto. No se pierdan los zapatos, los bichos esos están de moda en todas partes!!!
Cartagena es preciosa. Uno se sorprende cuando ve las construcciones coloniales porque debe haber sido en su época “tha place to live”. Plazas, casas, conventos, colegios.
Lo que si es terrible, para mí al menos que soy calurosa, es el clima. No tanto el calor sino la humedad. Pero como todo, tiene su lado positivo… limpieza de piel, porque suda uno tanto que no hay posibilidad de quedar con un solo poro sucio.
Los cartageneros son gente muy amable y educada, pero como sucede en los lugares tan turísticos, la cantidad de vendedores que se te acercan al día para ofrecerte cosas se vuelve agobiante. Termina uno por ni voltear a ver lo que te quieren vender y te dicen… señora, no cobro porque Ud. vea.
La comida: he comido mucho los pescados y mariscos, preparados con salsa de coco, a la plancha, con patacones, con cambures cocinados con colita, o acompañado del maravilloso arroz con coco que ellos preparan, arroz achiotado (onotado) con pescados y mariscos. Anoche por cierto, cenamos en el restaurant EL Santísimo, uno de los famosos aquí, y de entrada comimos carimañolas. Las carimañolas son como unas croquetas o buñuelos de yuca rellenos de carne y los acompañaron con dos sueros, uno de ellos picante
Nos estamos quedando en una posada que se llama 3 Banderas. En el desayuno tenemos platos de frutas, café, arepas, que por cierto las preparan con queso costeño rallado y mantequilla en la masa. La masa es más hidratada que la que hacemos en Venezuela, y son delgaditas. Al menos así las hacen en la Posada, porque nos metimos en la cocina para que nos enseñaran.
Paseos: ayer estuvimos en el Castillo de San Felipe. Señores, gigante, ES una fortaleza. Muy bien mantenida. Interesante ver que a algunas de las piedras con las que está construida se le ven los corales. Luego a la zona de hoteles fuera de la parte amurallada. Por allí almorzamos en una taguarita.
En la tarde tomamos el paseo por la ciudad en uno de los carritos tirados por caballos. Enrique y General (que así se llama el caballo) nos llevaron a dar una vuelta muy completa y muy bien narrada de la ciudad.
Hoy vamos a regresar a la parte colonial a visitarla caminando.
Mañana a Bazurco, el mercado. Está cerrado desde que llegamos. Limpieza general y profunda. Según parece le hacía falta…
Cartagena es preciosa. Uno se sorprende cuando ve las construcciones coloniales porque debe haber sido en su época “tha place to live”. Plazas, casas, conventos, colegios.
Lo que si es terrible, para mí al menos que soy calurosa, es el clima. No tanto el calor sino la humedad. Pero como todo, tiene su lado positivo… limpieza de piel, porque suda uno tanto que no hay posibilidad de quedar con un solo poro sucio.
Los cartageneros son gente muy amable y educada, pero como sucede en los lugares tan turísticos, la cantidad de vendedores que se te acercan al día para ofrecerte cosas se vuelve agobiante. Termina uno por ni voltear a ver lo que te quieren vender y te dicen… señora, no cobro porque Ud. vea.
La comida: he comido mucho los pescados y mariscos, preparados con salsa de coco, a la plancha, con patacones, con cambures cocinados con colita, o acompañado del maravilloso arroz con coco que ellos preparan, arroz achiotado (onotado) con pescados y mariscos. Anoche por cierto, cenamos en el restaurant EL Santísimo, uno de los famosos aquí, y de entrada comimos carimañolas. Las carimañolas son como unas croquetas o buñuelos de yuca rellenos de carne y los acompañaron con dos sueros, uno de ellos picante
Nos estamos quedando en una posada que se llama 3 Banderas. En el desayuno tenemos platos de frutas, café, arepas, que por cierto las preparan con queso costeño rallado y mantequilla en la masa. La masa es más hidratada que la que hacemos en Venezuela, y son delgaditas. Al menos así las hacen en la Posada, porque nos metimos en la cocina para que nos enseñaran.
Paseos: ayer estuvimos en el Castillo de San Felipe. Señores, gigante, ES una fortaleza. Muy bien mantenida. Interesante ver que a algunas de las piedras con las que está construida se le ven los corales. Luego a la zona de hoteles fuera de la parte amurallada. Por allí almorzamos en una taguarita.
En la tarde tomamos el paseo por la ciudad en uno de los carritos tirados por caballos. Enrique y General (que así se llama el caballo) nos llevaron a dar una vuelta muy completa y muy bien narrada de la ciudad.
Hoy vamos a regresar a la parte colonial a visitarla caminando.
Mañana a Bazurco, el mercado. Está cerrado desde que llegamos. Limpieza general y profunda. Según parece le hacía falta…
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