11 de julio, en Ciudad de México
Hoy estuvimos en Coyoacán, y luego hicimos un paseo rapidito por el Mercado La Merced. La verdad es que habíamos caminado tanto que sentía que no me daban las piernas!!!
Temprano agarramos metro desde cerca del hotel hasta la estación Viveros, como 10 u 11 estaciones. Entramos a un parque precioso en Coyoacán, Viveros - por eso el nombre de la estación del metro - donde habia cantidad de gente trotando o caminando. De allí nos fuimos caminando hasta la Casa Azul, solo para verla por fuera porque como ya sabía estaba cerrada. Allí nació Frida Kahlo. Y es allí donde se hospedaron Leon Trostky y su esposa Natalia cuando llegaron a México. Nos acercamos y le pedimos, rogamos y suplicamos al guardia que ns dejara aunque sea mirar desde la entrada, pero nada…
De allí caminamos al pequeño mercado de la zona, que visitamos, y después hacia Parque Hidalgo. Buscamos el Restaurant Los Danzantes que nos habían recomendado desde Caracas. Hubo que esperar hasta la 1 y media de la tarde que es cuando empezaron a atender. Mientras hacíamos tiempo visitamos librerías. Miguel compró sus libritos y yo estaba buscando el libro Las fiestas de Frida y Diego: recuerdos y recetas. Lo encontré pero en inglés y aunque como me dijo Miguel, cuál es el problema cómpralo en inglés, lo quiero es en español. Caminamos por allí y a la hora nos fuimos para Los Danzantes. Mezcal con naranjitas, chile piquín y sal de gusano. Señores menos mal que no vivo en México porque acabaría con todo el mezcal del país. Probé el joven destilado por la gente de Los Danzantes. No soy experta catadora de mezcal, para nada, pero estaba rico. Me fascinaron los posaplatos, son de piedra volcánica como los molcajetes. Eso si, pesaba cada uno una tonelada, imaginense cargar con 8 posaplatos de esos. Las de cosas que no se puede uno llevar para la casa.
Pedimos. Miguel, de primero Huarachitos en salsa de chile y después huachinango (pargo en lengua azteca) envuelto en hojas de parra.
Yo, de primero fondué de huaitlacoche y luego confit de pato en una salsa de chile con pulque, acompañado con nopalito.
Después caminamos hasta el metro para ir al mercado. Coyoacan es una zona muy linda, arbolada con unas casas hermosas. Tranquila, absolutamente diferente al maremagnum del centro.
Agarramos el metro para Merced como a las 4 y media. A esa hora el metro se va volviendo una locura, gente y gente y más gente. Hay que estar pendiente porque si no lo estás, la marea gente te lleva para donde ellos quieren y no para donde tú quisieras ir.
Las cosas hacia el centro de la ciudad van cambiando, buhoneros - economía informal – ventas de comida, juegos, ropa, revistas, de todo tipo de mercancía. Llegamos a la estación Merced y es estar en el mercado. Subes la escalera y voilá, un mundo de percepciones, colores, olores y sonidos. El mercado te enseña la vida de la ciudad, la cotidianidad, los colores, sus aromas y sabores. Casi nada no??
Para el mercado no hay palabras, mejor las imágenes.

